TodoMonteria

 

A Israel Lancho, Javier Solís y Nacho Moreno de Terry. Toreros.

Ahí van, dispuestos. Con maneras y maderas. Con porte. Llegan o se dirigen, eso da igual. Pisan los adoquines de la estación como se pisa el albero de una plaza de tientas donde está en juego el futuro -maldito futuro- donde el éxito o el fracaso los separa el filo de un estoque de rematar…

Ahí van, tres hombres con temples de casta brava. Caminando firmes, con paso corto, vista larga y mala leche. A comerse a bocados, a beberse a tragos los brindis amargos de tardes que saben a toros y olés.

Tres maletillas, con ganas de novilleros. Qué más da ahora que hace cien años… El arte no sabe de calendarios, ni las pasiones de fechas… Ni los sueños saben de punto y final.

Extremeños y sagaces. Anormales en un mundo que gira sin frenos ajeno a la elegancia y la autenticidad. Con talante para lo suyo. Con desgana para lo superficial.

Buena suerte muchachos, en la plaza y en la vida… Y que esa mirada soberbia y brillante que os acompaña, con ansias de gloria aunque lleve la muerte prendida de los pitones, no se pierda nunca en las estaciones rancias de tren, en las capillas de las plazas, en las antesalas de un tentadero… En los jóvenes que caminan hacia el mañana con el pasado colgado de un petate mientras se protegen de los fríos con un capote de tientas…

Dios guarde vuestro sino y vuestra estrella… Y que la virgen de Guadalupe os ampare. Siempre.

                                                                                     M.J. «Polvorilla»