TodoMonteria

¡Que suerte!.  A Juan Martí, que lo tenemos velando por todos nosotros.

Qué suerte que te llamen lantero a ocupar los puestos de la cuerda, donde calienta el sol antes y desde sus alcores se aprecia mejor el viento frío del amanecer.

Qué suerte saberte ahí arriba, dirigiendo a los postores para que no se pierdan en su armada. Organizando la suelta y dando orden de manos altas primero y bajeras después.

Qué suerte sabernos protegidos por tu perspicacia y corazón, por tu cariño y tu abrazo. Qué suerte saber que los trancos de Talibán tienen un ángel de la guarda en aquella cuerda celestial donde nada somos y donde tú abogas por tu legión de amigos.

Fortuna la nuestra de haberte conocido en esta vereda. Sin duda lo mejor estará por venir y te encargarás de ser el mejor anfitrión. Y fíjate si eres bueno – si eres un tío especial – que hasta Nuestra Señora te ha elegido para que le acompañes de guía en esta mañana de otoño. Eso sí, Juanito, dile que nos eche una mano a llevar este serón de pena, esta angustia y desazón a la que no encontramos recurso. Estamos de acuerdo en que nuestra fe nos empuja a pelear más bravo que nunca, pero nuestro corazón necesita la calma de la caracola para sosegar este disparate…

Qué suerte ver el amanecer y saber que el tuyo es más hermoso que el nuestro. Qué paz ver el ocaso y saber que eres el centinela que vigila mientras todos dormimos.

Estamos tranquilos porque desde esa Atalaya tenemos un gran amigo velando por nosotros y la certeza de que tienes la indulgencia plenaria desde el mismo día de tu partida te exige una cosa más… porque favor con favor se paga, y nuestra deuda para contigo siempre será perpetua. Y es que aquí -en este sopié- nos ocuparemos de que a tus tres valientes no les falte ni un minuto de alegría y de cariño.

Ya suenan los perros latiendo en la suelta. Y debes dar la orden. Nuestra Señora de Guadalupe se ha vestido de gala pues es un día grande. JUANITO, es tu turno y tienes el mando. A tu orden soltamos.

Perros al monte por Juan Martí.