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  • La mayoría de los jóvenes encuestados destaca los problemas de burocracia, papeleo y costes como principales impedimentos a la hora de iniciarse en la actividad cinegética

 

Los jóvenes cazadores españoles se inician a los 14 años, de la mano de su padre y practicando la caza menor con perro. Así se desprende del proyecto sobre el “Perfil y proyección del cazador joven en España”, realizado por la Escuela Española de Caza (EEC) de la Real Federación Española de Caza (RFEC) y la Universidad de Extremadura (UEx).

El estudio se ha presentado este viernes en la feria Cinegética 2024, que está teniendo lugar en el pabellón 14 del recinto ferial de Madrid (IFEMA) hasta el próximo domingo, y que, además de la presentación de los resultados del estudio, se ha puesto de manifiesto la importancia de facilitar el relevo generacional para garantizar el futuro de una actividad fundamental a nivel socioeconómico y ambiental como la caza.

La Estadística Nacional de Caza muestra unas cifras en las que se observa un declive de cazadores en la serie histórica que va del año 2000 al 2021, por lo que los retos a los que el sector tiene que hacer frente recaen sobre las nuevas generaciones de cazadores, conocedores de primera mano de las dificultades que encuentran para practicar la caza y de los desafíos que hay que superar a corto y medio plazo.

A partir de los 14 años, con su padre y comenzando con la caza menor con perro

Entre los resultados del estudio, destaca que la mayoría de los jóvenes cazadores se inician en la caza menor, con perro, entre los 14-16 años y a través del entorno familiar más directo para iniciarse (padre). Además, presentan una gran diversidad de perfiles profesionales.

El perro aparece como una pieza clave en la práctica de la caza, manifestando más del 90% de los encuestados poseer perro y ser este un compañero imprescindible durante las jornadas de caza, ya que alrededor del 49% asegura que no cazaría si no tuviese perro.

Para dos de cada tres jóvenes cazadores, la práctica cinegética es altamente valorada como la principal actividad de ocio que les permite disfrutar de la naturaleza, compartir el día con amigos y llevar el perro, dándole visibilidad en redes sociales a su condición de cazador casi el 80% de los encuestados.

El aprovechamiento de la carne de los animales cazados lo realizan de manera frecuente la mayoría de los jóvenes cazadores encuestados (96,7%), asegurando una buena parte de ellos realizarlo al menos una vez al mes, aprovechando así la carne conseguida.

Además, del estudio se desprende que la gran mayoría de jóvenes cazadores piensan actuar de la misma manera que sus padres, ya que la mayor parte de la muestra del estudio expresa el deseo de que sus hijos continúen practicando la caza, independientemente de su sexo.

El exceso de papeleo y los altos costes, grandes problemas para garantizar el relevo generacional

Los jóvenes son conscientes del problema del relevo generacional, estimando que la formación puede contribuir a garantizar dicho relevo. En este orden de ideas, señalan el interés que tendría la realización de jornadas temáticas, charlas formativas y cursos específicos.

También consideran muy positivo el acercamiento de la caza a los centros escolares. Entre los principales problemas detectados para acceder a la actividad, se encuentran cuestiones relacionadas con la burocracia y los costes asociados.

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Fuente: RFEC