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Científicos de la Universitat de Lleida (UdL) y de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona (URV) han estudiado la secuencia completa del genoma de las perdices. La investigación concluye en que las perdices de granja son diferentes a las silvestres. Las de granja amenazan la supervivencia de las silvestres dado que fomentan la propagación de enfermedades entre las silvestres, el aumento de su predación y su contaminación genética.

Pensamientos erróneos que llevan a efectos negativos en la perdiz silvestre.

Los autores, sostienen que “durante muchos años se ha pensado erróneamente que para solventar la disminución de las poblaciones de perdiz silvestre la mejor solución eran los refuerzos mediante la suelta perdices de granja”. Sin embargo, los científicos afirman que “no se habían considerado los efectos negativos que esta falsa solución ocasiona en las poblaciones de perdiz silvestre, ni los riesgos ecológicos ni tampoco los daños que causa en la economía del medio rural”.

Las buenas poblaciones de perdiz son vitales para la riqueza del campo.

Los datos para este trabajo fueron obtenidos gracias al seguimiento de la población de perdiz roja silvestre en la finca “Las Ensanchas”, en Ciudad Real, y de una de las mayores granjas de perdiz en España. Muchas familias del medio rural se sustentan gracias al cuidado y aprovechamiento de la perdiz roja. Mantener buenas poblaciones de perdiz es importante para la riqueza del campo y de los ecosistemas mediterráneos.

Diferente estructura genética entre estos dos tipos de perdices.

Importantes índices de la genética molecular analizada, revelan importantes diferencias entre estos dos tipos de perdices, mientras que otros índices genéticos son similares, como sucede al comparar otros animales de la misma familia, orden o clase. Al considerar la estructura genética de los dos tipos de perdices, los investigadores han constatado la disparidad entre ambas poblaciones.

Principales diferencias genéticas:

Las diferencias genéticas que existen entre las silvestres y las de granja explican porqué ambos tipos de perdices divergen:

  • Morfológicamente (en su aspecto externo)
  • Anatómicamente (en sus partes internas)
  • Fisiológicamente (en sus actividades)
  • En su sistema inmunitario (en sus defensas contra las enfermedades que les pueden afectar)
  • En su comportamiento (en sus respuestas al entorno).
Diversidad genética como forma de adaptarse al futuro.

La investigación ha profundizado en la diversidad genética que es consecuencia del origen de las poblaciones y que, a la vez, explica su capacidad de adaptarse al futuro.

El estudio de la diversidad genética contribuye, entre otros, al conocimiento del estado y de la evolución de las poblaciones de vertebrados. Su aplicación en el uso de tecnologías como la ingeniería o la medicina genéticas es objeto de trascendentes valoraciones y discusiones éticas.

Este estudio ha identificado cómo el proceso de selección artificial en las perdices de granja ha modificado los genes que afectan a:

  • El desarrollo cerebral (el comportamiento)
  • El metabolismo (los incrementos de peso)
  • Las respuestas del sistema inmune (las defensas contra enfermedades)
  • La función motora (la capacidad de movimiento)
  • La puesta de huevos (la capacidad reproductora)
  • La pigmentación (el color)
  • El sentido del gusto (la detección de sabores)

La proporción de perdices de granja y silvestres cambia según la zona.

La proporción entre perdices de granja y silvestres es diferente según los cotos, las zonas biogeográficas y los países. En ciertos cotos la proporción de las de granja supera enormemente a la de las silvestres; en otros, la proporción es cercana en ambos casos al 50%; mientras en algunos, la presencia de perdices de granja es casi nula (aunque siempre pueda llegar alguna del exterior). Esta proporción es un buen índice con el que valorar el estado de conservación de la perdiz silvestre.

Equipo autor de la investigación.

El equipo autor de la investigación ha dedicado más de 50 años a la genética (R. Ros-Freixedes, R. Pena y C.M. Richart) y más de 40 años a las perdices (J. Nadal). En su fase final este trabajo ha supuesto tres años de estudio.

Fuente: plazanueva.com