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Y EL LOBO LLEGÓ…

Todos conocemos el cuento del pastor que se burlaba de sus vecinos alarmándoles de la llegada del lobo al rebaño comunal. El final es sabido, el lobo apareció y se quedaron sin rebaño. 

Y así estamos con el tema del lobo y la prohibición de su caza en toda España. Hace tiempo que se escuchaban las voces y la sombra de la prohibición de la caza del lobo y ya la tenemos aquí.

Poco a poco, el animalismo come terreno al mundo rural y ojalá me equivoque, pero creo que esta no será la última sorpresa del año. 

Una vez más los de las oficinas y la poltrona han legislado sobre lo que desconocen y según parece no tienen intención de conocer. Dejando de lado los estudios que demuestran que la caza no es el problema, sino, parte de ese difícil trámite que supone la convivencia con el cánido, la Comisión Estatal del Patrimonio Natural, ha decidido por 9 votos a favor y 8 en contra, que el lobo pase a estar en el listado de especies en régimen de especial protección. Llama la atención, como ciertas comunidades donde el lobo no está presente, ni se le espera, han votado a favor de su total protección, ¡nos ha fastidiado!, esas comunidades no van a tener que pagar los daños ni apaciguar las manifestaciones del mundo rural. Además, ¿por qué tienen que decidir el futuro de otras autonomías, desconociendo el problema que existe con el lobo?¿Acaso Castilla y León opina sobre la caza o no caza de la perdiz moruna?

El sectarismo y un puñado de votos les importa más que las gentes del mundo rural, con que imaginemos lo que les importa el lobo… nada y nada de nada.

El control del lobo ahora será ejecutado por la guardería, es decir, se seguirán abatiendo lobos, muchos menos que con los cupos que se concedían, pero por personal autorizado y sin ingresar las enormes cantidades de dinero que abatir un lobo costaba y que repercutía, más o menos, en el mundo rural. 

Es evidente el ataque directo a la caza pues los lobos seguirán muriendo, solo cambia el que acciona el gatillo, que no tiene la etiqueta de «cazador».

Mi posición es clara, lobo sí, pero gestionado y controlado.  Y si esa gestión inyecta dinero en los pueblos de la España vacía, mucho mejor, con lo que no estoy de acuerdo es con que esa gestión cueste dinero al mundo rural, que es lo que van a lograr con esta decisión. Teniendo como ejemplo la gestión del lobo en La Sierra de la Culebra, donde la población lobuna ha aumentado de forma considerable hasta alcanzar una población de once manadas estables. Siendo además el punto neurálgico desde donde se ha iniciado la expansión del lobo hacia zonas donde fue exterminado en los años 60. 

Viendo cómo es posible la convivencia entre ganadería, caza y el lobo, es más que evidente  que esta decisión es totalmente desafortunada y obedece a las ideologías  anti-caza de partidos políticos que solo buscan imponer sus ideales cueste lo que cueste.

Desgraciadamente al que más le va a costar será al lobo y al mundo rural, por ese orden.  Estos «dictadores» y sus palmeros se piensan que dejando al lobo tranquilo, a sus anchas, la población se extenderá y habrá paz y amor… nada más lejos de la realidad.

Sin extenderme mucho: el campo y la ganadería no es como la de los años 50, ha cambiado todo y como tal, al lobo le costara adaptarse a costa de los ganaderos claro está. Más ataques, más pérdidas para los ganaderos, algunos las soportaran y otros no, sencillamente abandonaran. Algunos optaran por vallar sus propiedades, para impedir la entrada del cánido, en sus ganaderías en extensivo. Problema resuelto, ¿verdad?, pues no, impedirá la entrada del lobo y también el libre tránsito de otros muchos animales, aparte de adornar el campo con alambre y hormigón. 

Endogamia, consanguinidad, enfermedades y un largo etcétera a medio y largo plazo es una de las consecuencias de esta sin razón.

Otra consecuencia, quizá la más peligrosa para el lobo, es el hartazgo del ganadero ante los continuos ataques y la sensación de impotencia, sintiéndose abandonado y a su suerte. Y es que cuando está en juego el sustento de una familia se hace lo que sea necesario para defenderlo y más si el “enemigo” es el lobo. ¿Cómo? Si colocar un cepo o un lazo, es complicado, la escopeta es ruidosa, pero el veneno… el veneno es fácil, rápido, silencioso… y da buen resultado, como todos conocemos, gracias a la temida estricnina. Además, el veneno se llevará por delante otras muchas especies, desde pequeños carnívoros a grandes rapaces, tanto diurnas como nocturnas. ¡Ojalá me equivoque!.

No quiero decir que este sea el fin del ecosistema ibérico, tal y como lo conocemos, pero si puede producirse un parón y declive en la recuperación que se venía produciendo de nuestra fauna, esquilmada por las antiguas Juntas de Extinción.

En lugar de educar «con la verdad» y enseñar, prohíben, censuran y anteponen sus ideales a la vida de los pueblos, incluso a la vida de lo que ellos dicen defender.

Sólo espero que esto lleve a unir mucho más al mundo rural y nos haga formar un frente común para luchar contra esta moda que atenta contra nuestro modo de vida y, no me refiero a la caza, sino al modo de vida que supone convivir con un animal tan único y enigmático como es el Lobo Ibérico.

En Zamora, a 4 de febrero de 2021.

Juan Pablo Esteban