Carpe Diem
Lo de los Castilleros es para analizar. Se baten el cobre con los astutos jabalíes año tras año echándoles un pulso de tú a tú en complicadas fincas que sirven de fortín casi infranqueable para rehalas y podenqueros.
Lo hacen, además, jugando en terreno contrario y bajo condiciones climatológicas manifiestamente favorables a los suidos, y raro es el día que no le ganen la partida a los marranos, en unas jornadas donde la organización es perfecta, con un capitán de montería de “ordeno y mando” dando instrucciones, y un equipo dispuesto a darlo todo a la voz de su capitán.
Y, luego, pasa lo que pasa. Que llegan a una finca como El Carrascal y vuelven a dar el campanazo superando el centenar de cochinos abatidos y arrimando al plantel más de 30 buenos navajeros. ¡Una auténtica pasada!
Y esto, que a muchos puede extrañar, tiene un porqué de lo más sencillo y una lógica razonable. Las cosas no suceden porque sí, ni los jabalíes crecen en las manchas como las setas. ¡No!
Tras unos resultados de esta índole hay 365 días de trabajo arduo, constante y persistente, muchos kg de alimentos suplementarios y un equipo que sabe lo que lleva entre manos.
Seis MONTERÍAS (en mayúsculas) en abierto y 268 jabalíes sobre el cemento con casi 40 navajeros. No digo que me lo mejores. Con que me lo iguales tengo bastante.
Caza Las Castillas, otra forma de entender la montería.
Enhorabuena. Nos vemos en los Premios Podenquero 2024.
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