- Responsables de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía conocen a pie de campo el Proyecto RUFA y las propuestas de la caza a la PAC.
- Invitados por la Federación Andaluza de Caza visitaron ayer Almargen para comprobar el resultado de un proyecto que une a cazadores y agricultores para conservar la perdiz.
Responsables y cargos técnicos de la Consejería de Agricultura, Pesca, Ganadería y Desarrollo Sostenible de la Consejería de Agricultura visitaron ayer la Sociedad de Cazadores «Crestagallo» de Almargen (Málaga) invitados por la Federación Andaluza de Caza para conocer el Proyecto RUFA, pionero en España en la recuperación de la Perdiz Roja, y las propuestas del sector cinegético para implementar una Política Agraria Común (PAC) que incentive las buenas prácticas agrarias y permita conciliar la rentabilidad económica del agricultor con la conservación del medio ambiente y las especies que lo habitan.
Concretamente, el secretario general de Agricultura, Vicente Pérez, la directora general de Ayudas y Mercados, Conso Vera, y la presidenta del Instituto de Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA) conocieron de primera mano y sobre el terreno los excelentes resultados de un proyecto basado en la creación de una potente sinergia entre cazadores y agricultores que permite desarrollar medidas que garantizan el mantenimiento de hábitats favorables para la Perdiz Roja, permitiendo así recuperar sus poblaciones sin renunciar al aprovechamiento sostenible y adaptativo de una especie emblemática y fundamental para la caza menor.
Acompañados por el director de la Fundación Artemisan, Luis Fernando Villanueva, y por directivos de la Sociedad de Caza «Crestagallo» y de la FAC, los responsables técnicos de la Consejería de Agricultura visitaron varios márgenes multifuncionales que, actualmente, sirven como único refugio y alimento a las perdices y multitud de especies protegidas e insectos en plena época estival. Estos márgenes multifuncionales son sembrados por los propios cazadores, gracias a la colaboración de los agricultores de la localidad que ceden sus tierras, y que además reciben una compensación económica aportada por los cazadores para compensar la pérdida de terreno no cosechado.