Sevilla, 12 de febrero de 2020.
Como no podía ser de otra manera, no podemos asistir impasibles a la situación desesperada que viven nuestros agricultores y ganaderos, muchos de los cuales, además, tienen en la rehala y la montería, su afición.
Como en ocasiones anteriores, cuando se ha necesitado nuestro apoyo, ha llegado la hora de dar un paso al frente para apoyar sus reivindicaciones: si no quieren un campo abandonado se le debe proporcionar una rentabilidad mínima a sus productos. El dinero de nuestros impuestos está para eso y no para subvencionar a los «perroflautas» que montan chiringuitos para vivir del cuento.
Los habitantes del campo, también llamado medio ambiente, son los que desde siempre lo mantienen y conservan gratis, pero si no obtienen una rentabilidad mínima, tendrán que abandonarlo y empezará a costar dinero.
¿A quién le interesa que se rompa este equilibrio? Me vienen a la cabeza las imágenes de las estanterías de los supermercados en Venezuela.
Alfonso Aguado Puig
Presidente de la A. E. R.