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El fallecimiento de Jose Luis Vicente es la muerte en accidente laboral de un rehalero extraordinario. La noche del 28 de octubre de 2021 ha pasado ya a nuestras vidas como una trágica velada para las personas más próximas a José Luis y un horrible despertar, al día siguiente, para el resto de sus amigos. 

Las rehalas José Luis se dieron a conocer al mundillo del perro en las sucesivas ferias de Berrocaza, en Santa María del Berrocal, Ávila. Tres rehalas dan para presentar buenos ejemplares en todas las categorías, de manera que la calidad de sus perros en el campo tenía correspondencia en la obtención de premios. Cuando Rubén y Sonia de Berrocaza promovieron una reunión anual de Alanos de montería en el seno de la feria, personalmente actuaba yo como jurado y mi relación con José Luis Vicente se estrechó más. Descubrí al rehalero y a la persona. He disfrutado de su amistad durante una docena de años. 

El chaleco montero y los zahones con mejor sentido del humor de cualquier feria: Ávila, Valladolid, Guarda, Allariz, Salamanca, etc. Un hombre siempre dispuesto, de inmejorable talante, detallista y alegre. La ciudad de Ávila era nuestro punto de encuentro fuera de temporada, testigo de nuestros intercambios de material genético. En estos años, me he deleitado con su socarronería, hemos compartido nuestro caudal genético canino, siempre muy cabal, muy atento, muy entrañable. Hemos disfrutado criando y cazando cachorros. Es una de las pocas personas que ha criado perros propios con nuestra marca Alajú, hasta ese punto trascendía nuestra amistad.

La última iniciativa de José Luis fue la convocatoria de una reunión de Alanos con ocasión de la reeditada Feria Ganadera de Salamanca, Salamaq2021. Un hito en la historia moderna de la raza. A su llamada, allí que acudieron los mejores aficionados a la raza, para exhibir alanos de utilidad y dedicados a la caza mayor.

La Asociación Española de Rehalas apoyó el evento y una excelente representación -con Alfonso Aguado a la cabeza- respondió a José Luis, como cabía esperar, con perros y con monteros. El sábado de feria ni cortos ni perezosos, nos pusimos juntos a pegar carteles –codo con codo- en los postes de la Feria para hacer más visible la presencia de nuestros perros al público en general. Enseguida llegó la televisión local y José Luis afrontó la entrevista con gracia y sentido didáctico, demostró estar en plena forma. En domingo, nos juntamos bastantes amigos alrededor de un jamón y la tortilla de Manoli, su mujer…Nos lo pasamos bien “rebien”.

La rehala de José Luis en la comarca de Ledesma (Salamanca) ha estado presidida por un continuo espíritu de mejora y superación. Tuve la ocasión de verle subir al célebre podio de Berrocaza, con sus perros Fran y Curro, que formaban una collera excelente hacia 2008. En las últimas ediciones de Berrocaza destacaron sus espectaculares perros Alajú Freno (hijo de Fran) y Alajú Bravo. En Salamanca, presentó tres generaciones de alanos españoles, los tres hijos del Bravo de su rehala y los más jóvenes hijos del Freno. 

Una rehala marcada por la viveza y la talla de sus podencos y tipos Valdueza. Perros punteros y perros de carrera con bastante romana, que requerían la presencia de los perros de agarre con la aproximación del podenquero, como reafirmaba José Luis: “A mí me gusta que los alanos acudan cuando llego yo, que me acompañen a menor distancia”…Aunque ya se sabe que el nervio y la codicia del encaste Alajú tira de los perros más lejos. José Luis Vicente ha sido –en mi opinión- un gran referente nacional en la conservación del Alano Español del siglo XXI, nuestro campeón Acteón de la montería. Por su número de perros machos puestos en caza, por su capacidad de cría, por su respeto al tipo tradicional, por su compromiso en la conservación y mejora, por su enorme dedicación, por su sentido al entender sus perros uno a uno y por su exigencia cinegética. 

A partir de este inédito  fallecimiento y las informaciones de lo sucedido, cabe reflexionar sobre el manejo en grupo de los perros de rehala. Que esta trágica experiencia pueda ser lección laboral para cualquier rehalero en España y Portugal. Las instalaciones de las tres rehalas de José Luis son particulares, en el sentido de que los perros disponen de un importante espacio para su alojamiento en semilibertad, confinados en su habitación, sin amarre generalmente, con metros a su disposición. Supervisión, limpieza, alimentación y manejo, a diario. Habitáculos amplios, contiguos y cubiertos, con un pasillo ancho de servicio que sirve como distribuidor.

El orden de jerarquías se establece pronto en esos grupos y un experto manejador como su dueño no encontraría especiales dificultades en gestionar esa parte. Otra cosa es el área de ejercicio común para todos los perros de la rehala en su conjunto, quizá de su organización podamos extraer alguna moraleja. En el caso de la rehala de Ledesma, se dispone de una extensa superficie cercada, destinada al esparcimiento diario, que da para que los perros corran en línea.

En el día de autos, todos los perros del colectivo estuvieron sueltos en el parque cercado, bajo la vigilancia de su propietario. Este modo de organizarse no es nada peculiar y está recogido también en la edición 2021 de la Guía de buenas prácticas del Rehalero: “Las superficies destinadas a los parques exteriores serán suficientes para que los animales puedan expansionarse de forma natural y suficiente y que se encuentren al aire libre” (Área de ejercicio, pag.21). Efectivamente, este enfoque del texto (en el que aparezco como redactor colaborador) está muy orientado hacia el concepto de bienestar animal. Sin embargo, creo que esa recomendación requiere una ampliación en el sentido de la bioseguridad de los canes y de las personas. El área de ejercicio debería de tener secciones, al menos un corral o dos apartados por cada conjunto de 24 perros. Estos apartados invitarían a liberar para el ejercicio los perros por tandas, grupos menos numerosos y de más fácil intervención. Los grupos de ejemplares aislados en sus cercados interactuarán menos entre sí y se acomodan a la previsión de riesgos. Las secciones  permitirían establecer espacios para diferentes tipologías o estados de perros, por tamaño, por estado corporal, por edad, por fase reproductiva, etc.

El todo Ledesma ha estado en su funeral. La iglesia de entorno  amurallado -que acoge los túmulos de herederos de Alfonso X- estaba abarrotada de amigos y familiares. Ese entorno rural ha sufrido una insustituible pérdida. Javier e Iván conocen bien sus perros. Cuando un rehalero desaparece, la continuidad de su conjunto de canes queda en entredicho. José Luis ha encontrado la muerte a pie de perrera, como un capitán en su navío, como los héroes marineros mueren en la mar, como los duros albañiles sucumben desde el andamio, como los pilotos que fallecen dentro de su monoplaza…La carrera continúa. Esperemos que la abnegación alrededor de las rehalas de Jose Luis siga esa estela brillante que marcó su fundador. D.E.P.

Carlos Contera

Veterinario y criador