Furtivismo en retroceso

25/02/2015

 

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Así lo atestigua el presidente de esta fundación, Guillermo Palomero, que señala a Efe que esta entidad ha pasado de retirar centenares de trampas en algunos años a "unas pocas unidades".

Palomero explica que la costumbre de poner trampas, sobre todo lazos ilegales, se ha dado especialmente en la zona occidental de la Cordillera Cantábrica, y que en la oriental esa práctica siempre ha sido "mucho menor".

En la zona oriental, según comenta, ha habido episodios de furtivismo con disparo o envenenamientos de animales.

Pero esos dos métodos han bajado también en toda la Cordillera, a juicio de la Fundación Oso Pardo porque hay más sensibilización con lo ambiental, porque hay densidad de piezas de caza suficiente y porque los cazadores están concienciados sobre un medio ambiente sostenible.

Por su parte, responsables de colectivos de cazadores se congratulan de que el furtivismo, que "perjudica a todos", esté "a la baja", con casos aislados, aunque piensan que es difícil que llegue a erradicarse del todo.

La Administración también detecta un descenso en un problema que ya no es, ni mucho menos, generalizado, según el director general de Montes del Gobierno cántabro, Javier Manrique.

A su juicio, por ejemplo en Cantabria ya no existe tanto la figura del furtivo que se dedica a esa actividad y vive de ella, aunque, pese a todo, no se baja la guardia.

Y es que la Administración regional sigue poniendo medidas para combatir esta práctica ilegal, con vigilancias más rígidas, cámaras de seguridad -en la localidad de Puente Viesgo se colocaron estos dispositivos para cubrir el puesto salmonero del río Pas-, o denuncias de los agentes del medio natural.

Desde la Dirección de Montes se tiene claro cuáles son los ‘puntos calientes’ del furtivismo en Cantabria : la zona sur, en el límite con Palencia, y zonas de Liébana y de la Reserva del Saja.

Se trata de un problema ‘compartido’ con otras provincias, porque los que cazan de forma ilegal "son de aquí y son de allá", y se mueven, manifiesta a Efe el director de Montes.

Las épocas más peligrosas son las de berrea del venado y la primavera en el caso de ejemplares macho de corzo. Pero es cierto que sigue habiendo quien aprovecha copiosas nevadas, como las que se han registrado en los últimos días, para capturar animales atrapados por el temporal.

"En este caso suele ser más por trofeo", ha apuntado Manrique, que agrega que otras variantes, como la denominada caza al paso o las liebres capturadas por la noche con foco, se dan en mucha menor medida.

En pesca, los problemas se circunscriben a periodos de verano cuando los ríos llevan poca agua, aunque en Cantabria se han dado episodios muy sonados de envenenamiento, por ejemplo en el Pas con salmones.

Fuente:eldiariomontanes.es

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