Todomonteria

EL ALLOZO

ORGANIZACIÓN: JUAN RAMÍREZ SC

Localidad: C. Real

Fecha: 13-12-2025

P:

RH:

Cupo: Libre

Tipo Finca: Abierta

Nº Has. Monteadas:

Resultado:  

V: 11

J: 30

H: 17

CRÓNICA de la Montería:

La montería celebrada en la finca El Allozo se desarrolló en un ambiente magnífico desde primeras horas de la mañana. Con los puestos bien repartidos y las rehalas trabajando con entrega, la mancha fue moviéndose con ritmo constante, dejando ver pronto que la jornada prometía. Los perros abrieron ladras firmes desde el inicio, empujando a los guarros y a los venados hacia las posturas, donde los monteros vivieron lances continuos y de gran emoción.

A medida que avanzaba el día, el tiroteo se mantuvo vivo, señal de que la mancha estaba cargada y de que el trabajo previo de gestión había dado sus frutos. Las carreras de los cochinos, venados y la presencia de ciervas en movimiento crearon una montería muy entretenida, de esas que se disfrutan de principio a fin.

Al finalizar la jornada y reunirse el plantel, el resultado habló por sí solo: 30 guarros, 11 venados y 17 ciervas. Un balance sobresaliente que confirma la calidad de la finca y el buen hacer de todos los que participaron en la organización. Una montería completa, seria y bien rematada, que deja un gran sabor de boca y ganas de volver a repetirla.

 

MONTE COELHO

ORGANIZACIÓN: AGROMONTE SL.

Localidad:  Salvada (Mértola PO)

Fecha: 11-12-2025

P: 31

RH: 8

Cupo: Libre

Tipo Finca: Abierta

Has. monteadas:  800

Precio: 170€

Resultado:  

V: 1

J: 22 (2 navajeros)

Crónica de la Montería:  

La fiesta estaba prevista desde un principio para el día doce de diciembre, pero las previsiones meteorológicas provocaron que el amigo Abraham adelantase un día la montería para salvar el imponente aguacero que se vaticinaba y que así fue.

Por lo tanto, hubo algunos monteros que les fue imposible trastocar los planes de un lunes a un jueves, es decir, a tres días vista, pero, es que era imposible arriesgarse a quedar atrapados por los arroyos y riberas que es necesario atravesar para acceder a esta preciosa finca portuguesa.

El toque de queda era a las ocho de la mañana (hora española) en la pasteleria Ninho Docce de Mértola, para una vez tomado un café calentito marchar todos juntos hacia la finca, donde tendría lugar el sorteo.

Ruta pura para 4×4 hasta el lugar de reunión, teniendo que dejar una furgoneta y un Sub apeados en el camino en un punto donde en la subida, había que agarrarse los machos para sortearla.

Se montó rápido la mesa, se repasó la lista y comenzó el sorteo por armadas para facilitar así la salida de las mismas en orden y sin pérdida de tiempo, dado que entre el bar y el lugar había transcurrido una hora de reloj.

Las diez de la mañana era la hora en que salía la primera de las armadas y a poco mas de las once estaba todo montado y listo para la suelta.

Algún disparo se había escuchado en el cierre ya antes de soltar, por lo que se presagiaba un buen resultado.

En la finca no suele haber venados, se podían abatir, pero es rara su presencia, teniendo constancia de dos de ellos por las cámaras de foto trampeo, por lo que se intuía que esos disparos eran bien a jabalíes ya movidos o a alguna astuta zorra que ponía tierra de por medio.

Ocho rehalas distribuidas en dos puntos de suelta, desde Portugal; rehala Venancio padre e hijo, rehala Xisco Benite, y rehala Celso. Y por parte española; rehala Rabicano desde San Bartolomé De la Torre, rehala Javi Lepe y Moguer, rehala Ramón desde El Almendro, rehala el Portu desde la Puebla de Guzmán y rehala Eloy venida desde San Silvestre de Guzmán, todas de Huelva.

Zahones puestos y collares libres de mosquetones abrieron los portones en un día de sol y nubes, más de las segundas que lo primero para crear un concierto de ladras y disparos.

Fue una montería de progresión, de menos a más. Los cinco primeros minutos fueron de un silencio sepulcral, donde las posturas se miraban unas a otras con cara de póker, pero poco tardaron los perreros en montar la mano y apretar espuelas, para que los punteros dieran con los primeros encames.

La finca es una tira larga rodeada por dos riberos que confluyen en su extremo por lo que había que cazarla al choque desde las puntas para adentro. La parte del pinar tuvo más caza concentrada que el extremo opuesto, por lo que esas rehalas debían andar un poco más lentas para esperar los perros que no paraban de empujar a los jabalíes hacia los puestos.

En suertes tuve el 7 de la traviesa de la pista que montaba el amigo Miguel Agustinho, quedando vacío el cuatro en un colmenar, que me gustaba mucho, mucho.

Nada más llegar al puesto me indicó el postor que probablemente tenía el puesto más bonito de la montería, y no era para menos, dado que veía media mancha.

Cargar el rifle y sentir dos jabalíes relatarse en el barranco de enfrente fue todo uno. Aquello prometía.

Con las primeras ladras y detonaciones comenzó el movimiento y andaba yo cual podenco con la nariz en el suelo escrutando las posibles veredas de salida que tenía mi postura, cuando descubrí unas cagarrutas frescas de venado, macho además y pensé, -“quieres ver que…”-.

Pues llegaron dos perros punteros y no tardaron en dar con el encame, dos jabalíes enormes se levantaban en el segundo pecho y, como era a matacuelga y había que jalear el lomo para sacarlos decidí no tirar y dejarlos que subieran al camino o rompieran para donde tuvieran que romper, cosa, que mi vecino Nuno Amaro no hizo y le soltó dos salves abriendo la corrida de los dos enormes jabalíes, cogiendo uno hacia abajo y el otro hacia arriba, perdiéndolos en el mar de jaras.

A los tiros del amigo Nuno, justo de sus bajeras se levanta un venado espectacular, con palmas punteadas, cuerna negra y puntas blancas que emprende la huida derechito a un muchacho que estaba subido en una peña al fondo del barranco, unos doscientos cincuenta metros me separaban de él, era magnífico, pero iba derechito al muchacho, así que lo dejé perderse en la espesura para no saber nada más de él.

En la parte opuesta el concierto era siempre el mismo, ladras, ladras y más ladras que finalizaban en disparos. De aquella parte el amigo Francisco Tocino se hacía con tres jabalíes, al igual que Diego Pérez Vega o Nuno Amarok.

La montería continuaba y los perreros llegaban a la primera traviesa donde les esperaba el amigo Abraham Vázquez, levantando un gran navajero que abatía con los perreros en su puerta para disfrute de todos.

Como decía, un chasquido por la espalda y cuando me giré una zorra volvía a la mancha para perderse. -“¡Caguen!”-. Con lo que disfruto yo revolcando una “matute”. Pues en esas con la zorra cuando los pajarillos se venían levantando y un pájaro perdiz me ponía en alerta. Poco tardó en pasar por mi puesto un guarrillo de unos quince kilos que respeté. Si ese pasó rápido, el que venía detrás parecía un misil. Separados escasos minutos uno de otro.

Una ladra venía por las espaldas, por lo que la atención estaba puesta ahora en el salto del camino, dado que las buenas vistas las tenía al frente y situación opuesta donde la cosa estaba, digamos, más floja. Se acercaban aquellos podencos como rallos y centellas empujando lo que quiera que fuese, cuando mi vecino Nuno volvía a hacer fuego. Un disparo certero que ponía fin a la carrera de una enorme jabalina, todo ello acompañado de su hijo que daba botes de alegría en la caja de su pik-up.

Pero no se detuvo la intensidad de aquellos perros, por lo que preparé armas, y comencé a escuchar el crujir de las jaras, me preparé para lo que pudiese acontecer y rompió al camino otro jabalí nuevo, pero de mejor porte que los anteriores, por lo que jugué lance con el quedando abatido a pocos metros dentro del monte donde pude enterrar la bala para seguridad de los allí presentes.

Seguían las ladras y los lances, de manera que el amigo Abraham Ramírez tenía tres lances a jabalí, quedándose con tan solo uno de ellos. Entretenidos estaban también los amigos Manuel Santana o Antonio Pereira que tuvieron dos lances cada uno a jabalí.

Pero aquello no paraba, no daba tiempo al aburrimiento, cuando el amigo Venancio avisaba a mi vecino Sebastián que se había vuelto un jabalí en nuestra dirección. Ya escuchaba la ladra, ya escuchaba las jaras romperse y poco tardó el amigo Sebastián en quedarse con él con un disparo que le partió ambas manos, los perros llegaron y lo apresaron. Pasado un tiempo y tras avisar a Sebastián me enfrenté al agarre poniendo fin a la contienda cuchillo en mano. El seis de la edición limitada de Covarsí hacía su trabajo y con una varita fui volviendo a los perros que no tardaron en regresar a la mano para seguir cazando.

Qué preciosidad de montería, que canción de ladras y lances se estaba escuchando por los allí presentes. Puestos de no perder la atención, porque de un momento a otro se cruzaba algún cochino.

La mano opuesta seguía avanzando en nuestra dirección y nada mas regresar al puesto del agarre vi como una cierva enorme se volvía del pecho de enfrente movida por el jaleo, se me vino a la mente las cagarrutas, pero no, no podía ser.

La placa Hornady para el fallo estrepitoso era para el amigo Manuel Palma que en ese momento se notificaba por la emisora que un gran cochino llevaba su dirección. La ladra se encendía cada vez más, recogiendo perros de otras recovas y el monte se partía directo a él, cuando aquella mole fue a salir justo por la vereda donde coronaba nuestro amigo, soltándole dos píldoras a escasos tres metros y perdiéndose por el fondo del barranco con rehala y media de perros encendidos detrás. Merecido reconocimiento.

Con la mano llegando a nuestra jurisprudencia unos perrillos del amigo Ramón daban con un venado justo enfrente mía, meto aumento al visor, me apoyo en el trípode y compruebo que era bonito, pero no tenía nada que ver con el que pude ver taparse a primera hora, éste, era mucho más pequeño.

Desencaré y quité aumento al visor, el venado huía derechito a mí, y tenía que dejarlo subir lo más cerca al camino posible, me acordé de los riñones y la que nos iba a meter para sacarlo, así que lo llevé metido en el visor hasta que me dio una oportunidad excepcional, se paró, no pude resistir la tentación y el tiro fue de codillo, el venado que sale como un rayo hacia el fondo del canalón, por lo que repito y no cae. Sigue su huida y vuelvo a repetir hasta en dos ocasiones quedando finalmente abatido debajo de un acebuche.

Si no lo veo, no lo creo. Y si no lo creía yo, el amigo Abraham tampoco cuando me llamó para preguntar qué tal iba la cosa por mi zona, pero bueno, la caza y más en abierto, es así de caprichosa.

Lejos de aflojar en intensidad aquello seguía mas o menos igual, hasta que finalizó la montería con el choque de las ocho rehalas en nuestra traviesa. Ahora tocaba apechugar.

Los cuatro jabalíes de mis vecinos y míos los “apañamos” rápido, el venado nos dio un poco mas de guerra, pero gracias a los compañeros de armada los pudimos sacar a la junta de carnes, que por cierto, era a matacuelga como decía.

Allí comimos de lo que unos y otro llevábamos mientras comentábamos los lances y finalizaba un magnífico día de montería con sabor a antaño. Con olor a sangre y candela y con reparto de carne al gusto de los veintidós jabalíes y el venado cobrado, entre los que lucían dos navajeros de gran porte.

Texto y Fotos: Carlos Casilda.

 

 

 

  

EL BARRANCÓN

ORGANIZACIÓN: MONTEROS TOLEDANOS

Localidad: Anchuras

Fecha: 13-12-2025

P: 50

RH:

Cupo: Libre

Tipo Finca: Abierta

Nº Has. Monteadas:

Resultado:  

V: 24 (varios destacados)

J: 21 (3 navajeros)

H: 14

CRÓNICA de la Montería:

El día 13 de diciembre nos disponíamos a cazar la segunda montería de El Barrancón.  Montería que teníamos programada en nuestro calendario junto con Monteros de Anchuras.

Mancha que ya cazamos el año pasado y que siempre cumple, como se volvió a demostrar.

A las 8:30h, como siempre, quedábamos con nuestros monteros, que como siempre fueron puntuales, para salir enseguida hacia las posturas, ya que esta mancha requiere salir pronto para que no se salgan las reses, ya que por su orografía de rañas y barrancos hay que hacerlo así.

A las 10:00h empezaban a salir las armadas, que según llegaban a la mancha veían pelotas de reses por sus rañas que se metían al cazadero y otras que se salían de la mancha, cosa que es imposible de controlar.

A las 11:00h ya estaba todo el mundo en sus posturas y se empezaban a escuchar los primeros tiros. Antes de soltar ya llevábamos 80 detonaciones.

A las 11:45h se procedió a dar suelta a las rehalas, y desde el principio al fin fue un sin parar de tiros y ladras repartidos por toda la mancha.

A las 15:00h procedíamos a la recogida de las posturas, donde la cara de felicidad se veía en la gente y se presagiaba lo que fue un gran día para todos, para finalizar con 378 detonaciones y con un resultado de 24 venados (varios de ellos destacados), 21 guarros (3 navajeros) y 14 ciervas, con 50 puestos.

Una vez más dar las gracias a Adrián por contar con nosotros, y por el trabajo y cariño que pone a las manchas. También al catering, postores, arrieros y a las rehalas, que son parte fundamental de esta nuestra pasión. ¡Y cómo no!, a la gente que confía en nosotros y nos acompaña en cada jornada que cazamos.

Muchas gracias a todos. Nos vemos el día 17 de enero de 2026 en la última montería que cazaremos esta temporada.

Gracias a todos