¡BENDITA MONTERÍA!
Por fortuna, otro año más por estas fechas, en la montería de San Andrés del Rey; municipio guadalajareño de 37 habitantes. Pequeño no, lo siguiente. Eso sí, precioso el pueblo; el diminuto casco antiguo de San Andrés del Rey es un lugar lleno de encanto y tradición, sus calles empedradas y casas de arquitectura típica te transportan a tiempos medievales. Según Wiki, “está situado en una vasta llanura, próxima al nacimiento de un arroyuelo, se halla combatida por todos los vientos, gozando de un clima muy sano”; y es por eso que su gente es muy sana también. Sana de sentimientos y espíritu, porque la vida en el campo siempre es dura para el cuerpo, y eso se nota al transcurrir de los años.
A las 09,00 horas estábamos en el bar de Yélamos de Arriba, cuatro grados bajo cero nos obligaron a entrar rápidamente en el interior. Allí estaba Santos, el cuidador de la mancha, y su hijo Samuel. Tomamos café. Compartimos unos minutos de charla relacionada con la caza, como no. Santos había dormido mal. Todos sabíamos que eso iba a ser así, es su preocupación de cada año.
Cargamos el Montero y emprendimos camino a San Andrés. Tres kilómetros nos separan de nuestro destino. Subimos el carril hacia el pueblo desde la GU-932. Al fondo la nave del Ayuntamiento. Hay movimiento. Muchos todoterrenos estacionados. Hoguera en la entrada y cazadores, la imagen que todos tenemos en la mente.
La montería, con el beneplácito del ayuntamiento, la realizan dos hermanos treintañeros, David y Alicia Ramos, los “Serranillos”. Que nuestros jóvenes apuesten por las tradiciones y por sus mayores es todo un orgullo. La madre, Rosi, siempre pendiente para que todo salga bien -de tal palo, tal astilla-.
Pasadas las nueve de la mañana, como siempre en la nave del ayuntamiento, desayuno para los 55 monteros y acompañantes; huevos con chorizo, vino, café y bollería. Sorteo de puestos. Algunos regalos; camisetas y gorras de Bigtrophy y bolsas y pulseras de Ferox (gracias Ramón y Asís Valentín Gamazo por el detalle y por hacer del mundo de la caza una gran familia). Se saluda a muchos monteros que igual sólo ves esta vez al año. Pero entrañables. Hay tiempo para abrazos, bromas y cambiar algo de lotería.
A las 10,45 David suelta la arenga: “Un venado por puesto, una cierva por puesto y jabalí libre. No se tiran varetos, ni corzos, está completamente prohibido, llamamos al Seprona. Y ahora señores, a disfrutar”. En marcha las armadas, primero salen “Galiana”, “Columnas” y “Vertedero“. Con estas queda cerrada la mancha, según viene el aire es la mejor opción. Tras estas tres se despliegan las armadas de “La Rinconá”, “Allá Atrás” y “Corral del Misionero”. Por último, sale la nuestra, “Camino de Romancos”. Postor Felipe Ramos (tío de los organizadores -de tal palo, tal astilla-). Cinco puestos.
Llegada al puesto. Precioso el camino hasta llegar al barranquete. En silencio los monteros y acompañantes, como manda la educación y las normas del saber estar montero, no se molesta a cazadores ni a los animales. Encina, roble, aliagas, jaras, el suelo es una alfombra de Gayuba.
A las 11,45 horas, comienza el despliegue de las cinco rehalas para montear las 350 hectáreas de mancha. Ahí están los canes valientes, los de More, Moreno, Díaz, Urdillo y Bautista.
No se escuchan detonaciones antes de la suelta. Nos miramos mi hermano y yo. O se ha hecho muy bien el despliegue de las armadas o no hay ganado en la mancha. Sería lo primero.
Se escuchan las primeras ladras. La emoción y la ilusión van venciendo al frio de la mañana. Empieza el festival de tiros. En el puesto, orientados hacia los ladridos esperamos la llegada de nuestra oportunidad. Ahora ya escuchamos ese idioma en el que hablan los rehaleros con sus animales. Es un dialecto entre perros y humanos, que sólo entiende el que los ama y el que ha estado en muchas monterías,… “tiró, tiró, tiró…..ahivaloooo”; “Tué, tué, tué…..miaaalooo”, “queeeemaachoooo…..anda con él, anda coooonél”….
Llegan a nuestra armada. Pepe al frente de la rehala, de naranja, que se le vea bien. Cruzamos una palabras….”ahí arriba han enganchado un guarrete….” “Por aquí, ¿que tal?”….”de momento corzos, muchos…” Sí -nos dice Pepe- vuelven locos a los perros…..” y se vuelve a perder el rehalero por el monte.
Cambiamos de situado. Simplemente girarnos y un par de metros atrás. Nos ponemos frente a la ladera por donde han entrado perros y rehaleros. Tardan poco las ladras…..”ahivalooo, ahivaloo…. venga el rubio, venga con eeeel”… y rompe entre dos robles, en la última punta de monte antes de lo “pelao”, entre el puesto de Adolfo y el nuestro. Dos tiros hacia un rayo con pelo. Ni tocarlo. ¡pardiez! y “El Adolfi ¿no lo ha visto?”.
Otros dos lances similares nos alegraron el día. Lejos, veloces, increíbles los macarenos. Nosotros agradecidos. Pero no dispara Adolfo. ¿Se habrá dormido?
Ciento cuarenta tiros se contaron en cuatro horas de ladras y reses que cruzaron el bosque, simplemente espectacular. Increíble el número de corzos que nos pasaron por los puestos con su grácil saltar y esa mirada entre sorpresa y curiosidad. Treinta reses en el plantel. Aquí se aprovecha todo -es matacuelga- y algunos desollan sus piezas y el resto a la cárnica. Mientras, Jean Piero (que es responsable del único bar del pueblo, El Viejo Horno) nos agasaja con unas judías con chorizo y oreja, un magro de cerdo con tomate, natillas, vino, café y copa. Le ayudan su amigo Manolo y su mujer Valentina, que se hace cargo, ella sola, de atender el bar y es un lio de verdad. Jean Piero, no nos extraña que el resto de pueblos de la comarca te estén pidiendo que les sirvas el catering para sus monterías, pero recuerda: ¡el 21 de noviembre de 2026 está ya reservado para la próxima montería de San Andrés del Rey!.
El caso es que, en estas monterías sociales, no comerciales, es más importante la camaradería y pasar un buen día que la eficacia en el tiro.
A las 20,00, en el bar del pueblo todavía había ambiente festivo. Muchos cazadores, acompañantes y paisanos estaban reunidos comentando lances de hoy y aventuras de tiempos pasados. Precioso momento.
Lo realmente asombroso, que estaba ocurriendo en ese momento en el local, era que los rehaleros, a esa hora, estaban comiendo. Esto nos indica el grado de importancia que se da a estos canes fuera de serie. Primero los perros; recogerlos, atenderlos, curarlos si es preciso. Contar que estén todos. Hasta a 10 km de la mancha hubo que desplazarse para recuperar a un cachorrote perdido. Fabuloso. Después ya descansa el rehalero. Extraordinario el esfuerzo de estos amantes de la naturaleza y los animales, son el corazón, el palpitar y la razón de ser de la montería española, siendo esta modalidad de caza única en el mundo.
Y seguro que el lector se estará preguntando que ocurrió con Adolfi, el del puesto de al lado, ¿por qué no disparó?. Pues vio lo mismo que nosotros, lo intentó las tres veces que salieron los cochinos, pero los cartuchos no percutieron. Luego hizo prueba a blanco y percutió perfectamente. A este monte sólo le faltaba esto para ser de cuento…. ¡tener duendes!.
Mientras estaba en mi puesto, en un día algo frío pero soleado, entre robles, quejigos y encinas, respirando un aire tan puro, con un silencio tan profundo, en una montería de 80 euros, con excelentes compañeros, con semejante despliegue de animales, me acuerdo de nuestro amigo Emilio Jiménez, Todomontería, que tiene su propio refranero: “Bendita montería”. Pues eso, ¡Bendita montería de San Andrés del Rey!
Gracias a todos
Luis y Carlos Samaniego
FICHA DE LA MONTERÍA
MONTERÍA: SAN ANDRÉS DEL REY
ORGANIZACIÓN: DAVID RAMOS
Localidad: San Andrés del Rey- (Guadalajara)
Fecha: 22-11-25
P: 55
RH: 5
Cupo: Libre
Tipo Finca: Abierta
Nº Has. Monteadas: 350
Resultado:
V: 15
J: 15