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            Si en nuestro maravilloso marco mediterráneo, destaca un animal, capaz de anteponer su voraz curiosidad, y poner en riesgo  su propia vida, estamos hablando de corzos.

 

            El corzo (Capreolus capreolus) es el hermano menor  de los cérvidos de nuestra piel de toro. Es más que difícil que este animal pueda llegar a sobrepasar los 25 kg de peso y una altura en la cruz de 75 cm.

            Su  cuerna es mucho más pequeña con relación al cuerpo que la de venados y gamos adultos quizás por su hábitat, quizás por su comportamiento Su estructura es de carácter arbóreo, como la del venado, pero en la mayor parte de los casos, presenta sólo tres puntas: una horquilla superior con dos puntas de escasa longitud y una luchadera en el centro, más larga y orientada hacia delante. Su desarrollo completo se produce a los dos años.

            Si intentásemos  conocer, por ejemplo, la edad de un macho cazado, la cuerna precisamente no supone un método que traduzca resultados concluyentes. Según estudios desarrollados por especialistas, parece ser que la única variable de medición en la cuerna que guarda una “cierta linealidad” con la edad del animal es el perímetro de las rosetas, y “algo” en menor grado, la longitud, pudiendo variar completamente la cuerna a lo largo de las diferentes “cabezas”, que este hermoso animal desarrolla en el transcurso de su vida.

            Su celo como todos sabemos se celebra  en julio y agosto. Previamente el macho identifica y hace suyo  un territorio de mejor o peor calidad en función de su “potencia negociadora”,  mediante un marcaje olfativo a través de sustancias químicas liberadas por las glándulas odoríferas situadas en la frente, junto a los ojos, en el pie posterior, y entre las pezuñas delanteras. Dicho marcaje se realiza fundamentalmente frotando la cabeza y cuernas contra la vegetación (escodaduras) y escarbando en el suelo, teniendo lugar desde el inicio de la primavera (marzo-abril) hasta finales de verano (agosto-septiembre).

Escodaduras

            El macho también señala su presencia y defiende su territorio mediante la emisión de sonidos similares al ladrido de un perro, lo que le confiere el nombre de la “ladra” del corzo.

                        Pero algo verdaderamente espectacular en la biología del “duende”, es lo referente a su reproducción, ya que es el único cérvido europeo que presenta un fenómeno de diapausa embrionaria; es decir, el desarrollo del embrión queda detenido unos cinco meses, casi desde el momento de su formación, tras la fecundación en el mes de julio. Después de este periodo el embrión queda instalado definitivamente en la pared del útero y  continúa de nuevo su desarrollo a finales de noviembre, a lo largo de un periodo de gestación de unos 130 días.

            De esta manera el nacimiento de la “prole”, se produce en una época primaveral, donde las condiciones ambientales resultan plenamente favorables en aspectos tan vitales como la disposición de alimentación y suavidad en las condiciones climatológicas.

                        En Andalucía, no obstante, nuestras condiciones naturales y ecológicas son sustancialmente diferentes a otros entornos de España, y para el caso que nos ocupa resucitan una serie de trascendentes factores limitantes.

Así, en primer lugar, destacamos los relativos a los aspectos climáticos, el agua y la lluvia son los  factores principales determinantes (lo que mandan) en los ciclos de producción de nuestro querido bosque mediterráneo, y por tanto es el principal factor que limita  el desarrollo de las poblaciones de estos herbívoros. En concreto, en las Sierras del Sur de Andalucía la supervivencia de las poblaciones de corzo depende, en gran medida, del estado de conservación en el que se encuentren los arroyos y las escasas fuentes o manantiales  que permanecen con agua durante el verano.

            No obstante esta sensible especie resulta también perjudicada en algún modo por el  exceso de lluvia y fríos tardíos de primavera sobre todo si coinciden con las parideras, debido a la aparición de frecuentes enfermedades respiratorias.

                                   Otro factor importante  a la hora de considerar otros factores limitantes de Andalucía son  la introducción y proliferación descontrolada de otros ungulados silvestres, como ciervos,  gamos y muflones, y también por supuesto los doméstico-ganaderos (especialmente cabras, ovejas ,vacas etc), especies todas que compiten con ventaja frente al corzo; tanto de forma directa por tener mayor tamaño, como por una competencia indirecta por el espacio, en relación con el comportamiento solitario y territorial que caracteriza al duende.

También la excesiva abundancia de jabalí y/o de cochino asilvestrado tiene un efecto negativo sobre el corzo, debido a la transformación y daños  que los suidos hacen al hábitat, y a la predación que pueden ejercer sobre las crías de corzo.

            Respecto a predadores carnívoros en Andalucía, el corzo es muy sensible, particularmente en edades tempranas, de corcino, al impacto de los zorros, búhos,  perros asilvestrados.

            Finalmente, y ya no sólo en el sur de España, existe otro gran peligro “al acecho”, LA CONTAMINACION GENETICA, y que surge como consecuencia de la introducción de animales de procedencia europea que de forma “controlado” por mercaderes y negociantes de la caza y a veces “descontrolada” por nuestras administraciones , permite la suelta e incluso cría de estos animales en nuestros bellos entornos,  lo que supone una seria amenaza,  por la contaminación y la perdida de valores genéticos que forman parte de nuestro legado natural y que por cierto  no solo tiene al corzo entre sus víctimas, sino que también afecta seriamente a otras tantas especies, como perdices, , jabalíes, ciervos, muflones ,etc que se encuentran seriamente amenazadas, y ,  sobre el  que nuestras Administraciones necesitan trabajar con mayor profundidad, y tolerancia cero,  no ya solo de forma científica,  o políticamente correcta, ni legislando múltiples ordenes, decretos ,etc., que en muchos casos ,solo consiguen  confundir al más ilustre de nuestros letrados. sino en base a su casi olvidado ,ejercicio del principio de autoridadMe comentó un amigo, en cierta ocasión,  ingeniero de montes y funcionario , que España quizás sea uno de los países con mayor riqueza legislativa del mundo , el problema venia dado por nuestra propia idiosincrasia, la cual hace que socialmente en España, y más en los tiempos que corren, se considera admirable, inteligente , avispado, audaz, a individuos  que se saltan la ley a la “torera” o van caminando hábil y diariamente por el borde de la legalidad , siendo los que intentamos cumplirlas las normas algo más que unos “cortos”  tontos.

            Pero, también mirándonos hacia adentro, nosotros, los cazadores y gestores,  debemos acompañar y apoyar  a la siempre criticada Administración, en esta lucha  y tirarnos un poquito de las orejas, respecto a este asunto. Su seriedad, gravedad y profundidad, debe merecer nuestro mayor respeto y consideración y nuestro pequeño  granito de arena tiene “mucho que hacer”.

GESTIÓN PARA EL DUENDE “ANDALUZ”

            La gestión del corzo en Andalucía, viene teledirigida por su baja densidad poblacional,  y define que sus objetivos tiendan a potenciar el número de efectivos, de tal manera  que nos permita garantizar la estabilidad de las poblaciones y mejorar su desarrollo y expansión colonizadora hacia nuevas áreas.

          Partiendo de sus particularidades, su gestión cinegética bajo mi prisma  se debe centrar en tres grandes bloques inseparables e interrelacionados:

  • Actuaciones sobre el hábitat.
  • Actuaciones sobre la fauna competitiva y predadora.
  • Actuaciones de Vigilancia y Lucha contra el furtivismo.

 

Las Actuaciones sobre el  hábitat

             Las mejoras a efectuar las podemos clasificar en dos grandes grupos: estructurales y temporales o estacionales .Las primeras, más costosas, pero de índole permanente y las segundas  que sólo mantienen su efecto durante el periodo de actuación.

            Referente a  las primeras, el punto vital dada nuestra latitud y climatología es el adecuado  mantenimiento de los “barrancos y arroyos”, la recuperación y limpieza de fuentes naturales, manantiales, recuperación de riberas, etc. dado el carácter fuertemente limitado explicado anteriormente.

            También entre las actuaciones estructurales, podemos plantearnos las acciones de roza o eliminación en zonas de matorral denso, que permitan la entrada de luz natural,  para favorecer la proliferación de  pastizales naturales, manteniendo siempre al abrigo de las desbrozadoras , especies de matorral noble (acebuches, yedras, zarzas, y madreselvas, labiérnagos, majuelos) en superficies relativamente pequeñas (menores a una Ha), dispersas y disgregadas en la superficies boscosas, estableciendo un modelo del terreno en “mosaico”, en zonas próximas al agua disponible, protegidas del trasiego de personas , y vehículos  y por supuesto de escasa pendiente.

            Otra actuación importante, de carácter también estructural, puede ser el fomento de la producción de bellota en las zonas de encina, mediante actuaciones de mejora del encinar-alcornocal, a través de podas de fructificación, etc.

También podemos incluir dentro de este epígrafe, las infraestructuras sobre el terreno, como puede ser la construcción de sendas para cazadores, y guardería, la creación de puntos-comederos selectivos para corzos que tienen además  una importante utilidad además en la estimación de las poblaciones de machos y hembras, sobre un animal , que es de todos aceptada su gran dificultad para censar.

            Referente a las actuaciones temporales, tenemos que hablar de áreas de cultivos de apoyo, fundamentalmente debido a que el corzo es un animal, muy selectivo y “señorito”, en sus refinados gustos, eligiendo meticulosamente cada brizna vegetal que ingiere, esto motiva que  pudiera darse el caso,  por las razones que fuere, de que el corzo en determinadas épocas del año, careciera de los brotes tiernos y nuevos y por lo tanto, esto también funcionaría como factor limitante. Si consideramos además que es en verano e invierno, cuando debemos cuidar con mayor esmero la alimentación de nuestros corzos, dado que son las épocas de formación de trofeo y cría de corcinos, creo que podemos justificar este tipo de actuaciones.

Ahora bien estas siembras requieren sobre todo en zonas donde se compita con otros ungulados, la presencia de un cerramiento selectivo, que permita únicamente el acceso de nuestro pequeño duende a la zona de alimentación (18 cms de ancho). Este tipo de siembras, en muchos casos adquiere importancias  indirectas, al resultar por ejemplo bastante útil, para muestreos de población, permitiendo a su vez un mayor grado de compatibilidad del corzo con otros animales herbívoros de mayor porte, beneficios para otras especies no cinegéticas fomentando la Biodiversidad, etc. aunque tampoco todo son ventajas, puesto que hay que tener en muy en consideración que la zona , es de  muy fácil localización y abatimiento de animales por furtivos y otros delincuentes ambientales, por lo que conlleva una ocultación y discreción por parte de los guardas de caza de las fincas, pieza clave para coordinar todas las premisas de trabajo.

            Referente a la elección de las semillas de las  diferentes especies que podemos utilizar para estas siembras, debemos considerar previamente la disponibilidad de agua en la zona de siembra , sus  características del suelo, etc.,  y las propias necesidades de los corzos, así algunos autores recomiendan mezclas de leguminosas y gramíneas, alfalfas, veza…

                               

 

 

Las Actuaciones sobre la fauna

            La caracterización genética del Corzo Andaluz como ecotipo,(publicada en la revista científica Italian Journal of Zoology 70, 1993),  tiene importantes implicaciones desde el punto de vista de la gestión y la conservación, principalmente en lo que concierne al tema de las repoblaciones. Los animales autóctonos son los mejor adaptados a vivir en los ambientes que le son propios, y el cruce con ejemplares no autóctonos conduciría a la pérdida de adaptaciones locales que han tardado muchos años en conseguirse. Por este motivo hay que establecer como premisa , evitar las repoblaciones con corzos no autóctonos.

            Por otro lado hemos hablado de las “malas compañías”, en caso de abundancia de otros mamíferos, sobre el territorio, como ciervos, gamos, muflones, lo que implica que si deseamos potenciar nuestro corzo, debemos aminorar la presencia de las especies mencionadas, incrementando su presión cinegética, hasta alcanzar niveles de compatibilidad,  la cual debe quedar perfectamente planificado sobre nuestro Plan Técnico de caza o Proyecto de Ordenación  si existiere.

            Sobre el cerdo y perros asilvestrados, zorros, como predadores, la actuación debe ir encaminada a su eliminación en algunos casos y reducción a niveles normales en otros, siempre bajo el marco de nuestro Plan Técnico de Caza, y la legislación vigente.

 

LA Vigilancia y aprovechamiento cinegético

            Ambos conceptos son primordiales, para la obtención de resultados para nuestro trabajo, de mejorar las poblaciones del corzo, de nada sirve por ejemplo hacer con mimo y cariño una excelente inversión en mejora de hábitat por ejemplo, y dejar para lo último la  difícil vigilancia profesional , de la finca.

            Tampoco tiene mucho sentido dedicar nuestros esfuerzos en tiempo y dinero, a estas actuaciones descritas, y establecer por ejemplo unos cupos de caza excesivos para nuestras poblaciones.

            En general  cupos,  periodos de caza, planes de mejora de hábitat estructurales y temporales, actuaciones sobre otras especies cinegéticas, predadores oportunistas,  planes de vigilancia, etc. deben estar bien estudiados por profesionales , tomando información del ecosistema de trabajo,  a través de sus censos, del análisis de su flora y fauna, de sus análisis climatologico y edafologico,  de sus estudios de capacidades de carga, del análisis de compatibilidades entre las diferentes especies que conviven sobre la misma Hectárea, y también del conocimiento de la idiosincrasia del entorno, de sus pueblos y costumbres , etc. y plasmarlos  en un documento  serio de Ordenación cinegética general de la finca, donde se prioricen y presupuesten  las actuaciones de forma planificada e integrada en el tiempo que quizás ¿no será  lo que menos  nos cueste?

Jesús Jimenez Casado

Ingeniero de Montes