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CÓDIGO DEONTOLÓGICO

Códigos éticos y estéticos de la montería española

▪️ No disparar sin estar completamente seguro de que se apunta a una res; en el monte hay perreros, guías, un bulto o tarameo puede corresponder a una persona o un perro.

▪️ No disparar al viso, al horizonte, pues cualquiera puede aparecer y además no sabemos dónde va la bala.

▪️ Por seguridad, no utilizar la mira del rifle como si fuera unos prismáticos para ver a otra postura o perrero.

▪️ Respetar los derechos de los demás monteros: Dejar cumplir las reses y no cortar las carreras que se dirigen o puedan dirigirse a otros monteros, ya que la regla de la montería es que las reses que entran en el campo de tiro de un puesto corresponde en exclusiva a su ocupante y sólo él decide cuándo y cómo las tira sin sufrir disparos indebidos del montero próximo; no disparar nunca en línea de ellos; respetar el lugar exacto marcado en el puesto; y en los cortaderos, arrimarse todo lo posible al monte donde está la tablilla del puesto, teniendo mucho cuidado con las reses que entran de frente; es preferible no tirar, o como mucho, hacerlo sólo hasta la mitad de la raya. En muchas monterías de prohíben los tiros a contramano, lo que en el argot montero se dice “tirar de Benítez”.

▪️ No disparar a una res rodeada de perros o si van muy cerca de ella. Ningún trofeo merece jamás la muerte de un perro.

▪️ No pegar a los perros cuando muerden a la res recién abatida que ellos metieron en el puesto, pues es su premio y así se ceban más en la caza, que muerdan durante un tiempo prudencial les hace mejores, pero sin dejarlos comer, luego con una rama y sin violencia o dándoles una voz, se apartan para que vuelvan a cazar.

▪️ En caso de agarre, jamás disparar o apartar los perros castigándolos para que suelten y disparar después. Hay que entrar a matar a cuchillo o esperar a que acuda alguien más experto. Un tiro en un agarre, o el castigo por las voces a los perros para que suelten la pieza, destroza a la rehala que, espantada por la detonación o palos/gritos recibidos que, a partir de ese día, soltará siempre a la llegada de cualquiera, con el consiguiente peligro.

▪️ No moverse del puesto hasta el final, y si se acude a un agarre intentar hacerse visible con los vecinos para estar siempre localizado.

▪️ Si por accidente se mata a un perro hay que comunicárselo al perrero o al dueño de la rehala, de lo contario se pasará días buscándolo. Un accidente puede ocurrirle a cualquiera y aunque sea triste lo comprenderá.

▪️ Las reses se discuten siempre en el monte y con educación, jamás en la casa. La regla de la primera sangre es la que prevalece y en caso de conflicto se debe acatar la decisión del capitán de montería o postor.

▪️ No disparar al blanco al terminar la montería porque hay personas en la mancha recogiendo caza y buscando perros. No cortar las cabezas en el monte: las reses deben llegar enteras a la junta.

▪️ Ojo con los puestos dobles ocupados por dos personas, ya que no pueden doblarse ni simultanear el mismo lance. Señalar bien el lugar donde las reses están abatidas para facilitar su recogida, indicando al postor si es posible, y si este no llega, conviene colocar en la postura tantas marcas como número de reses hayamos cazado.

▪️ Marcar el trofeo de forma clara y visible con algún elemento personal diferenciador, a fin de evitar, una vez en la junta, posibles confusiones, facilitando asimismo la recogida por el taxidermista.

▪️ Dejar el campo limpio de papeles, casquillos y plásticos, respetando siempre el medio natural.

▪️ Acudir a la montería con talante deportivo y ánimos de pasarlo bien, nunca olvidar que en la montería es imposible garantizar que todos los monteros tiren.

▪️ Cumplir siempre las normas dictadas por la organización. Su objetivo es conseguir el mejor resultado para todos y la máxima seguridad.