No cabe la menor duda que el jabalí es la especie cinegética más deseada por la mayoría de los monteros.
Su caza dificultosa y la astucia e inteligencia que este escurridizo animal demuestra en cada batida, enfrentándose a centenares de perros y escopetas con arrojo y valentía, hacen que miles de cazadores sueñen durante todo el año con conseguir doblegar al rey de la incertidumbre y poder colgar en su pabellón de caza un buen trofeo.
Pero la empresa no es nada fácil. A la dificultad intrínseca de intentar ganarle la partida a uno de los animales con un instinto de supervivencia más desarrollado de todas las especies cinegéticas de nuestra fauna, se une las dificultades añadidas del medio natural en el que vive, sierras de monte espeso, pedrizas o apretados bosques, y las inclemencias meteorológicas propias de la época en la que su caza es más propicia, el frío y duro invierno.
Y jabalíes hay de sobra para saciar nuestras necesidades cinegéticas, pues la cabaña de estos suidos salvajes va en claro aumento en toda nuestra geografía, por suerte para todos. Otra cosa distinta es darle caza y que la pieza abatida sea el gran macareno con el que todos soñamos. Eso son palabras mayores.
Por eso, cuando un montero ocupa un puesto en la sierra, sobre todo si hablamos de fincas abiertas o de grandes cotos cercados en los que las oportunidades son contadas, debe aprovechar al máximo los lances que se presenten en la postura, pues el jabalí no suele dar una segunda oportunidad. De ahí que en este artículo exponga resumidamente algunas de las claves que, a mi humilde entender y según mi experiencia, deben tenerse en cuenta si queremos aumentar nuestras opciones de abatir un gran jabalí. Por supuesto sin garantizar nada, pues sabemos con quien nos estamos jugando los cuartos.
Así, a modo de resumen, estos son mis consejos:
- Estudiar bien el puesto. Al llegar a la postura debemos comprobar las trochas, veredas y portillos que haya a ambos lados de la tablilla para adivinar las posibles entradas y huidas de las reses. En cortaderos suelo marcar con una señal en el suelo ( ramita, palo, piedra, etc) cada salida para tenerlas bien ubicadas desde la postura. Eso nos facilitará el control de nuestro campo de tiro.
- Silencio absoluto. Las armas del jabalí son su olfato y su oído. Contra el viento poco podemos hacer, sólo rogar que lo tengamos de cara, pero en cuanto al ruido debemos estar absolutamente en silencio si queremos cazar un gran jabalí. Silencio no sólo para no declarar nuestra presencia en el monte, sino sobre todo para poder oír el movimiento del monte y la entrada del bicho.
- Máxima atención. Hay que estar siempre alertas. El jabalí sólo da una oportunidad y si no estamos atentos se nos colará por donde menos lo esperemos. Además, la mayoría de los grandes jabalíes entran zorreados al puesto sin ladra alguna, por lo que hay que estar atentos a todas las señales de la sierra: movimiento del monte, perdices que levantan el vuelo asustadas, mirlas chivatas, piedras que ruedan…). Poned los cinco sentidos en la caza si queréis ganarle la partida a un macareno.
- Anticipación: Es la clave del éxito en la caza del jabalí. Hay que anticiparse a la jugada. Si escuchamos una ladra en dirección al puesto tenemos que saber que el marrano vendrá 50 0 60 metros por delante como mínimo, por lo que estaremos atentos a las trochas o portillos con el rifle encarado para disparar en el momento que nos de la cara. Si entra al puesto sin ladra, que Dios nos coja confesados, ya que lo normal es que se nos cuele, aunque si ponemos en práctica estos consejos tendremos bastantes opciones de quedarnos con él.
- Prohibido sentarse. El banquillo es un grandísimo aliado del jabalí. Acomodarse da pie a la relajación, y esta al descuido, momento que aprovecha el jabalí para pasar por el puesto. Este consejo suena mal y es antipopular, pero si queréis matar un buen jabalí olvidaros de todo lo que suene a comodidad y relajación, pues como dijimos antes, hay que estar siempre alertas con los cinco sentidos puestos en el monte para anticiparnos a su entrada. Pensad que son apenas 4 horas de caza en el puesto y que la montería ha costado un dinero como para dejar pasar las oportunidades…Ya descansaremos en la comida y de vuelta a casa. El banquillo ni tocarlo.
- Paciencia y perseverancia. No desesperar ni bajar la guardia nunca. El jabalí no tiene prisa por entrar al puesto y mucho menos si es para que le den un balazo mientras cruza el cortadero. Antes de dejar el encame y la seguridad del monte para saltar al limpio le dará mil vueltas a la sierra e intentará torear a las rehalas para vaciarse sigilosamente por donde menos se le espere, por lo que hay que ser muy pacientes. Mi primer jabalí, un viejo verraco, y un buen número de los grandes navajeros que tengo colgados en casa los he abatido a última hora de la montería, pasada las tres de la tarde. Desde el hocico al rabo todo es toro, que dirían los taurinos. Nunca bajar la intensidad de la caza aunque llevemos horas sin escuchar una ladra. Cuando menos te lo esperas…
- Tranquilidad a la hora de apretar el gatillo. Por mucho que corra el guarro más corre la bala. Apuntad bien y disparad sólo cuando veamos la muerte del animal. Esto es lo más fácil de decir pero lo más complicado de hacer, sobre todo si el puesto es sucio o si estamos en un cortadero, así que ¡Que Dios reparta suerte!.
- Rematar bien la res. Los jabalíes son duros como rocas y muchas veces se levantan tras el primer impacto. En caso de duda repetir tiro, hay que evitar el sufrimiento del animal… y que se nos vaya pinchado. Si el guarro herido es apresado por los perros el remate se debe hacer SIEMPRE A CUCHILLO y con las pertinentes precauciones al entrar al agarre (entrar por detrás en silencio cuando esté bien agarrado y rematar certeramente a cuchillo).
Como veis, cazar un gran jabalí (de los salvajes, autóctonos, criados en libertad, en abierto y sin manipulación alguna) es complicado, si no que se lo pregunten a miles de monteros que llevan décadas en la sierra y apenas tienen media docena de tablillas. Aunque la suerte también juega un papel importante y se dan casos en los que uno se encuentra con “jabalíes suicidas”, pero lo normal es que cueste Dios y ayuda cobrar un buen verraco.
Todos sabemos que el venado se mata, pero el jabalí hay que cazarlo y trabajarse bien el puesto si queremos tumbar uno de ellos. Y luego tenemos que tener la suerte de que el cochino abatido sea macho y que además tenga buenas defensas!… Muchos requisitos para corresponder a tanto esfuerzo y sacrificio, por eso engancha y gusta tanto la caza del jabalí. ¡Lástima que para doblegar a tan bravo animal y para saciar el apetito trofeístico de muchos aficionados el hombre haya tenido que recurrir a su “degradación” mediante la cría en cautividad y suelta en cercones!. En fin, cada uno es cada uno…( No sigo que me caliento).
En resumen, con estos consejos no os garantizo que cobréis un gran navajero, pero si que aumentarán considerablemente vuestras opciones. Lo que si os garantizo es que tras una mañana poniendo en práctica todo lo que os acabo de decir termináis reventados y con agujetas hasta en las pestañas.
Y es que el algo quiere algo le cuesta.
¡Mucha suerte y a por ellos!.
Emilio Jiménez